Esta irresponsabilidad política deja de lado acuerdos pactados con un movimiento estatal que representa las demandas de miles de personas excluidas sistemáticamente de todas las políticas públicas y derechos sociales.
Asimismo, supone, por parte de los partidos políticos, abandonar la oportunidad histórica de acompañar procesos participativos y de base; y con ello apostar por un cambio de paradigma que diseñe políticas migratorias y sociales con voz propia.
Con esta omisión selectiva se evidencia la cobardía de la izquierda española. La cual ha optado por cruzar líneas rojas, priorizando reclamos internos y privilegios locales. Ni la migración ni las fronteras interpelan a esta clase política que se regocija y lucra, cual cómplice, del pasado colonial, racista y esclavista sobre el que se construye el reino de España y su estado de bienestar.